Es un hecho: biotecnología criolla multiplica semillas soberanas
Prensa Mincyt/Karina Depablos.-
Instituto de Estudios Avanzados conserva más 170 muestras genéticas de papa, yuca, batata, estevia y caña de azúcar
Especialistas en recursos genéticos, biotecnología, análisis
fisicoquímicos, bioestadística y culinaria, del Instituto de Estudios
Avanzados (IDEA), ente adscrito del Ministerio del Poder Popular para
Ciencia y Tecnología, ha orientado su labor científica para ampliar y
mejorar la Colección Nacional de Germoplasmas.
De
acuerdo con el científico Juan Mateus, director de Agricultura y
Soberanía Alimentaria de este centro de investigación, hasta la fecha,
esta reserva posee más de 170 variedades de cinco especies vegetales
principales, como son: papa, yuca, batata, estevia y caña de azúcar. Sin
embargo, comentó que los científicos ya están aplicando la técnica de
micropropagación in vitro para obtener semillas de cambur, plátanos, ocumo y ñame.
Se
trata de un proyecto dirigido a fortalecer la conservación de semillas
de especies de plantas alimenticias nacionales, que beneficiará a los
pequeños productores, comensales e investigadores de estos cultivares.
“El
objetivo de nuestra colección es impulsar la producción de alimentos
para el pueblo, y eso se logra al incorporar variedades de semillas con
alto rendimiento, y con una vocación bastante precisa; es decir: con el
trabajo técnico, la biotecnología, podemos entregar a los campesinos la
semilla que servirá para un determinado tipo de suelo. La colección está
tipificada; podemos recomendar algunas variedades para los suelos
ácidos del Llano, o para pisos de hasta 4 mil metros sobre el nivel del
mar”, señaló.
Mateus
explicó que esta importante reserva de semillas nació en los años 80.
Sin embargo, indicó que, en los últimos años, el Instituto de Estudios
Avanzados ha reorganizado sus esfuerzos para ampliar las variedades y
mejorar los cruzamientos de especies en vista del bloqueo financiero
criminal impuesto a Venezuela por parte de EE. UU.
“Las
adversidades económicas nos permiten proyectar los potenciales que
tenemos. Antes, lo importábamos todo. Ahora podemos planificar y hacer
un proceso a gran escala. Por ejemplo, podemos sustituir la importación
de al menos 20 % de harina de trigo por almidón de yuca, pero tenemos
que introducir la que tenga mayor contenido de materia seca y
rendimiento. Ahí está la oportunidad: debemos articular los esfuerzos
científicos-tecnológicos y las políticas públicas para que sea
rentable”, expresó.
Gestión de conocimientos
Según
el científico Juan Mateus, es imprescindible incentivar al trabajador
del campo a través del apoyo técnico y la formación constante, ya que
son ellos y ellas quienes multiplican las semillas y pueden constatar el
incremento del rendimiento por hectárea sembrada; en otras palabras: la
productividad agrícola.
“Nuestra
tarea es entregar el material mejorado a los productores. El IDEA tiene
la colección más grande de variedades de yuca del país. Estamos
impulsando la Alianza Científico-Campesina con el rescate, la
conservación y la multiplicación de semillas soberanas. Hoy por hoy,
tenemos 118 clones de yuca, 44 de papa, 5 de batata, 6 de caña de azúcar
y 6 de estevia. Pero no todo depende de la ciencia y la genética, hay
cosas que dependen de políticas de Estado para alcanzar la formación del
campesino y el verdadero encadenamiento productivo”, enfatizó.
El
investigador añadió que las semillas y plántulas del IDEA han llegado a
casi todo el país, gracias a que las familias campesinas han replicado,
con éxito, el proceso de multiplicación de semilla nacional, con su
esfuerzo, dedicación, compromiso y sabiduría.
“En
Venezuela, los trabajadores del campo son semilleristas. Aquí, anexamos
empresas públicas y privadas. Vemos ejemplos como el de la Red de
Productores Integrales del Páramo (Proinpa): son 600 productores
multiplicando semillas en una docena de estados. La experiencia de las
carmelitas descalzas en Chirgua; probaron variedades de las que tenemos
aquí in vitro que vienen mejoradas de África, con un rendimiento
por encima de las 40 toneladas por hectárea. Es un rendimiento similar a
algunos países de Europa en el caso de la papa”, detalló.
Semilla botánica promete
El
director de Agricultura y Soberanía Alimentaria del IDEA, Juan Mateus,
informó que han iniciado estudios para producir la denominada “semilla
botánica o sexual de papa”, también conocida como semilla verdadera de
papa. Esta es una metodología conocida desde la época prehispánica. Fue
retomada en los años 70, por el Centro Internacional de la Papa (CIP),
en Perú; actualmente, es usada, en escala moderada, en algunos países
asiáticos, africanos, centroamericanos y en Estados Unidos.
“No
es la semilla-tubérculo de la papa propiamente. Es producir semillas de
papa a partir de los frutos que se forman en las flores de plantas de
papa. Tienen unos dos centímetros de diámetro, con alrededor de 200
semillitas en su interior. Se pueden sembrar en campo. En su primera
cosecha, se consume una parte de ellas; y se guarda la otra para una
nueva siembra, de la que se espera producir papas de tamaño regular,
tomando en cuenta que la producida por la semilla botánica,
directamente, es más pequeña, parecida a las que provienen de
laboratorio en primera generación”, indicó.
Para
el investigador del IDEA, se pueden aprovechar las ventajas que
presentan algunas variedades de papa, puesto que se comportan como
hembras y otras como macho-hembra, lo cual facilita los cruzamientos
genéticos.
“Podemos
identificar los mejores cruzamientos y, si se da la libre polinización
con los insectos, ¡mucho mejor! Hay que hacer bastante investigación; no
se ha avanzado mucho en el tema, pero la semilla botánica promete. Por
ejemplo, nos da la posibilidad de producir semillas. En términos
globales, cien gramos de esta semilla pueden servir para una hectárea,
en lugar de utilizar un camión de papa grelada (brotada) que pesa dos
toneladas. Es un paliativo, una opción. La gente, incluso, puede guardar
esa semilla hasta 40 años en la nevera y no pierde viabilidad”,
puntualizó.
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